Mi tratamiento de cocaina: volver a la vida

Desanimado y con problemas cae en una rutina de la que es difícil salir hasta que una mano amiga le guía y tras dos días de hospital, regresa fortalecida y sereno.

Su acento andaluz y desenfadado le delatan, Antonio es de Jaén y tiene 33 años. No tiene ningún reparo en evitar el anonimato y él mismo es quien se ofrece a dejarnos una foto para este testimonio, “Estoy curado y por eso no me importa contarlo. Si así además puedo ayudar a alguien que está en la misma situación, eso que me llevo. Caer en esto ha sido un infierno y la gente tiene que darse cuenta del mal que hace”, afirma con gran entereza.

¿Cómo era tu vida antes de empezar a consumir?

“Llevo trabajando desde los 16 años con mis padres en el campo, tenemos tierras con olivos. Con 18 decidí emanciparme y montar mi propia empresa de electricidad pero a nivel industrial. Me gustaba mucho, no me iba nada mal. Hacía ya varios años que estaba con mi novia y a los 23 nos casamos. Hemos terminado separándonos por falta de entendimiento pero la relación hoy es buena y tenemos un hijo maravilloso que es el que me da la vida”.

¿En qué momento empezaste a consumir? ¿Qué pasó?

“Pues a lo tonto, en una despedida de soltero. Había bebido mucho y al final terminé poniéndome un par de rayas de cocaina. Tengo que decir que ahí ya no estaba bien, quiero decir que me sentía muy desanimado por todos los problemas que tenía con mi mujer, empecé a perder un poco el rumbo, no levantaba cabeza y mi vida se empezó a desmoronar, desde el trabajo, hasta la familia y amigos, todo.”

¿Consumías a diario? ¿Cuánto consumías?

“Al principio no. Era cosa del fin de semana, bebía mucho y cuando no podía más me ponía unas rayas para poder seguir. Yo no lo veía mal y algunos de mí alrededor también lo hacían, me pegaba una buena fiesta y luego me iba a mi casa, me levantaba al día siguiente y tan tranquilo. Pero llega un momento que lo necesitas, que no te lo quitas de la cabeza, empecé a consumir algún día a diario pero siempre que lo hacía era para olvidarme de los problemas. Quiero dejar claro que siempre que he consumido cocaina era para evadirme de lo que tenía encima, hasta que al final no puedes con tu día a día, empiezas a ponerte solo y tocas fondo. En cuanto al consumo, nunca me pareció demasiado aunque había veces que se me iba de las manos… Ya al final me gastaba unos 100€ al día entre cocaina y alcohol”.

Tú mujer se daría cuenta. La situación provocaría problemas

“Totalmente. Pero bueno, la relación por aquel entonces empezó a enfriarse y terminamos separándonos. Fue un amigo quien me ayudó, para mí es como mi hermano, vamos juntos desde pequeños y además pasó por aquí hace 3 años. Él fue quien me cogió por banda un día que me vio dando tumbos así de buena mañana y me dijo: Tú vas a venir conmigo al centro de desintoxicación en el que estuve yo y vas a terminar con esta mierda de una vez por todas”.

¿Y qué tal está? ¡Cuéntanos! ¿Cómo le va todo?

“¡Está gggenial! Una razón más para venir aquí, lleva 3 años sin consumir y le va bien, ha vuelto con su mujer que le dejó por la vida que llevaba, así que imagínate, es otra persona. Entre él y mi familia consiguieron convencerme pero el día que ingresé, en el último momento, empecé a pensármelo. Recuerdo que ese día no quería ir, que era un gasto innecesario, buscando todo tipo de excusas y justificando que yo no tenía que entrar en ningún sitio. Ahora creo que lo que estaba era cagado de miedo pero es que es normal, el hecho de pensar que vas a un hospital a desintoxicarte… pues en ese momento no es que tuviera demasiadas ganas la verdad. Si no me acompañan ellos a lo mejor ni vengo”.

¿Qué pasó después del tratamiento de cocaina? ¿Qué sensaciones tenías, qué recuerdas de esos días en la clínica?

“El primer día tengo que decir que no muy bien, tuve problemillas con el estómago, no me encontraba bien de cuerpo, no sé explicarlo, estaba raro, muy raro. Pero cuando me desperté al día siguiente… Ahí cambió la cosa, te lo juro, qué ganas de vivir, seguro de mí mismo. Pensaba en meses atrás y me parecía todo un disparate, ese de antes no era yo. Me di cuenta que había dejado de sentir porque estaba emocionado como nunca, no te lo puedo contar con palabras pero te sientes fuerte, entero, sereno…”

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Hoy, 2 meses después del tratamiento de cocaina, ¿Cuál es tu principal motivación? ¿Cómo funciona tu vida?

“Sin lugar a dudas mi hijo, me da todas las alegrías, me desvivo por él, lo mejor de mi vida, mi razón de ser. He vuelto a trabajar de forma responsable, soy de un pueblo muy pequeño y me ha costado un poco pero más por vergüenza que por otra cosa. Cuando tengo que ir a algún sitio a currar o a hablar con alguien a veces hasta me disculpo de mi comportamiento anterior, me da tanta vergüenza pensar cómo era antes… Y hoy, hoy sé lo que es llevar dinero en el bolsillo sin ningún tipo de preocupación, mi familia está encima pero no haría falta, yo estoy curado”

Preguntamos a Antonio si hay algo que quiera comentar para cerrar esta conversación sobre su tratamiento de cocaina parece tan coloquial y trivial que sólo falta acompañarla de un café con pastas.

“Que estoy curado”, se reafirma sonriente. “Y mira sí, hay una cosa que sí quiero que quede plasmado en esta entrevista: antes de venir aquí fui al médico de cabecera y sólo recuerdo que me dijo: “Las vas a pasar putas para quitarte”. Y aquí me tienes, sin sufrir, sin dolor, sin mono, sin nada, yo ya me siento curado. Reconocerlo puede que haya sido lo más complicado pero a partir de ahí todo es muy fácil, al menos con vosotros. Tengo otro amigo que voy a convencerle para que venga, no sé qué quitáis o ponéis en el cerebro pero a la vista está que te recuperas. Hoy puedo decir que he nacido 3 veces: El día que nací, el día que tuve un accidente y el día que salí de Tavad.”

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