El Impacto del ‘Consumo Pasivo de Alcohol’

Cómo el alcohol puede afectar a quienes no lo consumen

Cuando pensamos en los efectos negativos del alcohol, generalmente los asociamos con quienes lo consumen. Sin embargo, al igual que el humo de otros afecta a quienes están cerca de un fumador, el ‘consumo pasivo de alcohol’ es un problema menos conocido, pero igualmente preocupante.

Este término no significa que el alcohol consumido por una persona pase al cuerpo de otra, pero describe los daños que el comportamiento de alguien bajo los efectos del alcohol puede causar a quienes los rodean. Según un estudio reciente en Estados Unidos, el impacto del consumo pasivo de alcohol es comparable al del humo del tabaco ajeno, afectando a millones de personas cada año.

¿Qué es el consumo pasivo de alcohol?

El ‘consumo pasivo de alcohol’ abarca los daños sufridos por terceros debido al consumo de alcohol de otra persona. Estos daños incluyen acoso, amenazas, agresiones físicas, accidentes de tráfico y problemas financieros o familiares.

Un análisis de datos de encuestas nacionales realizadas en 2015 reveló que uno de cada cinco adultos en Estados Unidos (alrededor de 53 millones de personas) experimentó algún tipo de daño relacionado con el consumo de alcohol de otra persona. Este impacto es particularmente frecuente en personas menores de 25 años.

El estudio también encontró diferencias en cómo afecta según el género. Para los hombres, los problemas suelen ser causados por extraños y están relacionados con vandalismo, daños a la propiedad o agresiones físicas. Para las mujeres, el daño a menudo proviene de familiares cercanos, quienes generan conflictos económicos o problemas dentro del hogar.

Un problema más grande de lo que parece

El daño provocado por el alcohol no se limita a quienes lo consumen. En un comentario relacionado con este estudio, Sven Andréasson, médico del Instituto Karolinska de Estocolmo, destacó que el alcohol es, con diferencia, la sustancia que más daño causa tanto a quienes la consumen como a quienes los rodean. Supera en impacto a otras sustancias como el tabaco, la heroína y la cocaína.

Además, incluso quienes no beben en exceso corren el doble de riesgo de sufrir acoso, amenazas o accidentes de tráfico causados por otros que sí consumen alcohol en exceso. Este último se define en el estudio como cinco o más bebidas alcohólicas en una ocasión al menos una vez al mes para los hombres, y cuatro o más para las mujeres.

¿Qué podemos aprender de los fumadores pasivos?

Así como la investigación sobre el humo de otros impulsó políticas más estrictas sobre el consumo de tabaco, los autores del estudio esperan que este trabajo fomente medidas legislativas para reducir los daños relacionados con el alcohol.

Una de las políticas más efectivas es aumentar los impuestos al alcohol, lo que está respaldado por evidencia que muestra que reduce tanto el consumo excesivo como los problemas asociados al alcohol. Sin embargo, en las últimas décadas, los impuestos al alcohol en Estados Unidos se han reducido en términos reales, erosionando su impacto preventivo.

¿Cómo podemos abordar este problema?

Reconocer el ‘consumo pasivo de alcohol’ como un problema de salud pública es el primer paso para implementar soluciones efectivas. Algunas acciones clave incluyen:

  • Incrementar los impuestos al alcohol: Los impuestos no solo disminuyen el consumo excesivo, sino que también generan ingresos para programas de prevención y tratamiento.
  • Promover campañas de concienciación: Informar a la población sobre los impactos del consumo de alcohol en terceros es fundamental para cambiar actitudes.
  • Fortalecer las regulaciones: Restringir la publicidad de bebidas alcohólicas y establecer límites más estrictos en su venta puede ayudar a reducir el consumo perjudicial.
  • Apoyo a las víctimas: Crear redes de ayuda para quienes sufren los efectos del consumo de alcohol de otros puede mitigar su impacto emocional y económico.

Reflexión final

El consumo de alcohol no es un problema aislado. Sus efectos se extienden más allá de quienes beben, afectando a millones de personas cada año. Reconocer y actuar frente al ‘consumo pasivo de alcohol’ es crucial para construir comunidades más seguras y saludables. Al igual que con el tabaco, es hora de tomar este problema en serio y trabajar juntos para minimizar su impacto.

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