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9 comentarios

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  1. Excelente artículo de Javier Esteban haciendo mención al miedo como recurso más importante de la campaña prohibicionista, titulado CARTA A LOS PROHIBICIONISTAS

  2. DDAA, sin tú saberlo me has echo recordar una de mis antiguas aficiones bíblicas, caída en desuso actualmente desde hace un lustro. A pesar de ello voy a hacer un pequeño repaso sobre algo que parece ignorarse en asunto religioso.

    En el Génesis, el primero de los 73 libros de los que está formada la Biblia (46 pertenecientes al llamado Antiguo Testamento y 27 al Nuevo Testamento), podemos encontrar los primeros echos importantes: la creación de los cielos y la tierra (Gn 1:1) y la creación del ser humano a su imagen y semejanza (Gn 1:27). Cuando ya tenía todo echo, Yahvéh plantó un jardín del Edén donde colocó al hombre que había formado (Gn 2:8). En medio de este jardin Yahvéh plantó el Árbol de la Vida y el Árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn 2:9). Como se puede ver en cualquier Biblia a la que se recurra, eran dos árboles los que estaban situados en medio del Edén. Adán y Eva tenían permiso para comer de cualquier árbol excepto del Árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que lo hicieran, morirían sin remedio (Gn 2:16).

    Todo lo que viene a continuación es bien sabido por todos: la serpiente tienta a Eva, esta a su vez a Adán y, muy juntitos los dos, por desobedientes, se van a ganarse el pan con el sudor de su frente.

    Si analizamos la primera parte, o sea, lo que he comentado antes sobre sendos árboles, nos damos cuenta que tanto Eva como Adán fueron castigados por comer del Árbol de la ciencia del bien y del mal -conocimiento-. Dicho castigo no fue otro que desterrarles del Edén, no con la muerte como se anuncia previamente en Gn 2:16. ¿Porqué? porque lo que convierte en algo grandioso al ser humano es el conocimiento y no la inquisitorial imposición de comer donde se establece y no poder hacerlo donde a cada uno más le plazca.

    Cuando el ser humano comience a comer del Árbol de la ciencia, o sea, del conocimiento, será el momento de dejar de comer de otros frutos menos sustanciosos como puede ser el miedo a la muerte -recordando la última campaña anti-droga que dice: cocaína=muerte-. La palabrería prohibicionista viene siguiendo la misma pauta argumental que la del cristianismo y judaismo – ambas beben de la misma fuente fundamentalista que dispara al miedo de las personas para conseguir sus objetivos-.

    Podría extenderme más sobre este asunto pero no quisiera aburrir al personal con historias y mitos religiosos. Sólo lo he utilizado como un simil, una comparación entre los miedos que salen a flote revelándose como verdades absolutas, sin llegar mucho más lejos de ser una simple interpretación de unos miedos y tabúes personales que lejos se quedan de ser científicos y objetivos, osea… creibles.

    Saludos y buenos días.

  3. Cuando Dios (según el relato bíblico) dijo a Adán y Eva «no comáis de los frutos de este árbol porque blablabla», ¿estaba obrando juiciosamente o habría sido mucho mejor no decir nada? Probablemente si Jehová no hubiera señalado el fruto prohibido, Adán y Eva no lo habrían probado en la vida. Pues lo mismo ha ocurrido con las drogas. La prohibición ha conseguido que se consuma mucho más y mucho peor que cuando la cocaína, la marihuana o los opiáceos se vendían en farmacias sin restricciones. Un buen artículo sobre esto:

    El secreto de la prohibición mundial de drogas

  4. yo no sé hasta qué punto no es más que una frase hecha lo de que prohibir aumenta el consumo y entoces, concluimos que hay que legalizar.

    que si una cosa no funciona hay que cambiar de política? pues también, aunque algunas cosas hay que verlas a largo plazo. y entonces qué hacemos? yo no sé vosotros pero yo veo a muchos de los adolescentes de hoy en día y me asusto, de verdad.

  5. Como dice Bohem, es la política prohibicionista la que produce estos aumentos en los consumos adolescentes. Es insensato seguir con más de lo mismo. Decía un amigo hace poco:

    ¿Qué sucedería si, tras aplicar un plan para reducir el paro se constatara un aumento importante en la cifra de desempleados?. Y, ¿si tras aplicar un programa para reducir la incidencia de una enfermedad el número de casos se multiplica?. En ambos casos lo lógico sería reconocer el fracaso de las iniciativas y buscar nuevas estrategias para abordar el problema. Pero estas normas de sentido común no parecen aplicables a las políticas sobre drogas.

    Pues eso. más sentido común y menos campañas alarmistas.

  6. Así es (y por favor, dejemos de emplear el término «droga» como ente abstracto, y ciñámonos a la realidad: existen distintas «drogas» o sustancias).

    Y, dime quebo, ¿quién crees que es responsable de esto? ¿Estás al tanto de las políticas en materia de drogas que se han venido implantando en este país?

    Te animo a que te informes al respecto, y emitas un juicio de valor. Si ya lo estás, estoy convencido de que estarás conmigo en cuanto a que la mano dura y la desinformación no son el mejor camino, y menos cuando hablamos de (pre)adolescentes.

  7. Mientras todo se quede en una simple viñeta o caricatura no va mal el asunto. Desgraciadamente no todo el mundo piensa igual y por motivos similares ya se habrían movilizado para un ataque sangriento; de echo así está ocurriendo en el islam. ¡¡Qué lástima!!.

    Saludos Tetrahidrocannábicos.

  8. Yo creo que El Roto se ríe de la psicosis mediática en torno al mito de los camellos en los colegios, una psicosis que los hechos no han confirmado en absoluto a un mes de la puesta en práctica del plan de vigilancia escolar. Más en el weblog de la FAC:

    El mito de los camellos en los colegios pasa a mejor vida