Verdadero o Falso: Benzodiacepinas sin Receta en Australia

El uso de benzodiacepinas no recetadas ha aumentado significativamente en los últimos años, y con ello, la preocupación por la presencia de productos falsificados que contienen compuestos peligrosos ha crecido. Esta tendencia alarmante no solo afecta a la salud individual de los usuarios, sino que también plantea riesgos graves para la salud pública. Este tema es especialmente relevante para las personas que consumen drogas ilegales de manera regular en Australia, ya que estas benzodiacepinas falsificadas pueden contener sustancias desconocidas y extremadamente peligrosas. En este artículo, exploramos cómo se obtienen estas benzodiacepinas en el mercado negro, cómo se presentan en términos de apariencia y envase, y cómo de conscientes son los usuarios de los riesgos asociados con su consumo.

Contexto del estudio

El estudio se centró en dos grupos específicos de personas en Australia: aquellos que se inyectan drogas y aquellos que usan éxtasis u otros estimulantes ilegales de manera regular. Este enfoque permitió una comprensión más profunda de los patrones de uso y las fuentes de obtención de benzodiacepinas no recetadas en diferentes contextos de consumo de drogas. Se recolectaron datos de 235 personas que se inyectan drogas y de 250 personas que usan éxtasis u otros estimulantes, con todos los participantes indicando que habían consumido benzodiacepinas no recetadas en los últimos seis meses. Al analizar estos dos grupos distintos, el estudio pudo identificar variaciones y similitudes en los comportamientos de obtención y uso, proporcionando una visión integral de la problemática en Australia.

¿Cómo y dónde se obtienen?

Entre las personas que se inyectan drogas, el 71% indicó que la última vez que obtuvieron benzodiacepinas no recetadas fue a través de recetas desviadas, es decir, medicamentos recetados a otra persona que luego se vendieron ilegalmente. Este método de obtención parece ser la norma para este grupo. En comparación, el 59% de los usuarios de éxtasis y otros estimulantes también obtuvo sus benzodiacepinas a través de recetas desviadas, lo que demuestra que esta práctica no es exclusiva de quienes se inyectan drogas, sino que también es común entre los usuarios de otras sustancias ilícitas. La obtención de estas drogas a través de mercados en línea clandestinos (cryptomarkets) fue extremadamente rara en ambos grupos, indicando que la mayoría de los usuarios prefieren fuentes más tradicionales y quizás percibidas como más seguras o confiables, a pesar de la ilegalidad de dichas prácticas.

¿Qué benzodiacepinas están circulando?

La mayoría de los participantes informó que las benzodiacepinas que obtuvieron estaban vendidas o etiquetadas como diazepam o alprazolam, dos de las benzodiacepinas más conocidas y comúnmente recetadas. Esto sugiere que los usuarios buscan medicamentos familiares y de renombre, probablemente debido a la percepción de seguridad y efectividad asociada con estos nombres. Sin embargo, aquellos que obtuvieron sus benzodiacepinas de fuentes no tradicionales, como compras en la calle o de vendedores no autorizados, tenían el doble de probabilidades de obtener alprazolam en lugar de diazepam. Esto podría deberse a la mayor disponibilidad de alprazolam en el mercado negro o a su reputación por ser más potente y de acción rápida, lo cual lo hace más atractivo para los usuarios que buscan un efecto más intenso.

Confianza en los productos

Un dato interesante es que, entre los usuarios de éxtasis y otros estimulantes, el 36% manifestó tener confianza en el contenido y la dosis de las benzodiacepinas no recetadas, incluso cuando la fuente era desconocida. Esta confianza en productos de origen dudoso podría ser extremadamente peligrosa, ya que el mercado de drogas ilícitas está plagado de productos falsificados que a menudo contienen compuestos mucho más potentes y de mayor riesgo. La falta de control y la ausencia de regulaciones adecuadas aumentan las probabilidades de que estos usuarios consuman sustancias adulteradas, lo que puede resultar en sobredosis, efectos secundarios graves y otras consecuencias para la salud. Además, esta confianza infundada pone de manifiesto la necesidad urgente de programas de educación y concienciación sobre los peligros asociados con el consumo de drogas no recetadas y de procedencia incierta.

Conclusión

El estudio revela que la fuente más común de benzodiacepinas no recetadas son las recetas desviadas, y que la mayoría de estos productos se comercializan como diazepam y alprazolam. Aunque podría parecer tentador endurecer las regulaciones de prescripción, esta medida podría aumentar los riesgos al desplazar el mercado hacia compuestos más potentes y desconocidos. En su lugar, es fundamental adoptar un enfoque integral que incluya la educación, la reducción de daños y la vigilancia mejorada.

 

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