Definición del LSD
La dietilamida de ácido lisérgico, más conocida como LSD, es un compuesto químico alterante del pensamiento, humor y percepción del individuo que lo toma. Por ello el LSD se agrupa dentro de las drogas conocidas como alucinógenas o psicodélicas, caracterizadas por inducir a estados de alucinación audiovisual o somatosensorial, ensoñación y paranoia.
Efectos del LSD
El comportamiento. El LSD es incoloro, inodoro e insípido, y tan poderoso que una dosis equivalente a un grano de sal produce ya algún efecto. Las alucinaciones comienzan a partir de dosis entre 0,050 y 0,100 mg. Los efectos del LSD dependen del estado de ánimo y la predisposición del consumidor, son entre otros: sensación de extrañeza, viveza de los colores, alucinaciones, confusión y pánico, psicosis, ansiedad, reacciones emocionales que pueden ser de tristeza o alegría, pérdida del sentido del tiempo y el espacio, regresiones (flash-back), incremento de la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea, escalofríos, debilidad muscular.
El Sistema Nervioso
No se conoce el modo exacto en que el LSD actúa sobre el cerebro. Su estructura química es ciertamente similar a la de un transmisor del cerebro que se llama «serotonina». Se piensa que los efectos del LSD están causados por la estimulación de los receptores de serotonina que se encuentran en las neuronas, quizá en el área del cerebro conocida como «Núcleos de Raphe».
Además, la tolerancia a los efectos del LSD se desarrolla con rapidez, haciendo necesaria una dosis cada vez mayor para obtener el mismo efecto.
Importante: El «viaje» de vuelta
El efecto del LSD es hondo y prolongado, en ocasiones de hasta 12 horas. Este «viaje» es, por tanto, una experiencia violenta para el cerebro. Muchas veces se manifiestan comportamientos desesperados y aterradores, propios de enfermedades mentales como la psicosis o la esquizofrenia. Si a esto sumamos, además, el desconocimiento acerca de los efectos completos del LSD, se puede decir que no está garantizado el viaje de vuelta.