El ministro del Interior, José Antonio Alonso, descartó el uso terapéutico de la heroína en los centros penitenciarios, porque aún no ha sido demostrada la validez de estas técnicas. Algunas de sus declaraciones ayer en el Senado:
La finalidad en el tratamiento de los presos drogodependientes es que se «desenganchen» de la heroina y «reducir un factor criminógeno de primera magnitud»
«El Gobierno lleva a cabo acciones que contemplan avances de la investigación y técnicas terapéuticas, de manera que permitan mayor adecuación a la nueva realidad social», a cambios en perfiles, patrones y sustancias de consumo, y a cambios normativos que afectan a la población penitenciaria», señaló el ministro en una interpelación presentada por la senadora de IU Isabel López Aulestia, sobre la dispensación terapéutica de heroína en los centros penitenciarios, especialmente en Nanclares de Oca (Álava).
José Antonio Alonso indicó que la drogodependencia, además de un problema de salud pública, es uno de los factores que con mayor frecuencia se encuentra en la base de actividad delictiva de las personas que la sufren, lo cual acarrea problemas para la seguridad ciudadana, el sistema judicial y el penitenciario.
En este sentido, explicó que la política penitenciaria se ha esforzado siempre en implantar programas de tratamiento basados en la desintoxicación del paciente conforme a criterios establecidos científicamente, de manera contrastada en cuanto a eficacia y conveniencia.
«La finalidad en el tratamiento de los presos drogodependientes es que se “desenganchen” de la droga y “reducir un factor criminógeno de primera magnitud”.
Dicho de otra manera. El ministro del Interior, José Antonio Alonso, seguirá permitiendo el consumo de heroína de baja calidad en las cárceles españolas.
Otro gobierno socialista del pasado insistió a ultranza en los programas libres de drogas (en detrimento de las medidas de reducción de daños) y el resultado ya lo conocemos: el mayor porcentaje de infectados entre usuarios de drogas por vía intravenosa de toda Europa (el doble que en Italia, el segundo de la lista). Cuando se empezaron a aplicar estas medidas, fue demasiado tarde para los más de 20.000 jóvenes que murieron por SIDA. ¿Cuántos más tendrán que morir para que el gobierno entre en razón?
De todas maneras a mi me parece que lo más que la falta de eficacia lo que le preocupa a los políticos con este tema es la falta de popularidad del método.