“El tabaco de liar es más barato y más sano”. ¿Quién no ha escuchado esta frase tan repetida entre los fumadores alguna vez?
Su precio más económico que el convencional, unido a la idea de que los cigarros de liar son “más saludables”, son las claves del éxito de las tabacaleras que trabajan con la nicotina disuelta en paquetes. Su consumo ha aumentado en un 60% en los últimos años. La crisis, también, ha sido otro de los detonantes para que los fumadores del tabaco tradicional se pasasen, sin pensarlo dos veces, a los pitillos de liar más asequibles al bolsillo actual. Pero la creencia popular de que el tabaco de liar “es más sano”, se queda en un mero acto de fe del consumidor. Un pensamiento extendido que siempre ha venido bien para aliviar la “mala conciencia del fumador”. La realidad es bien distinta. Los resultados del estudio realizado por el C.I.C.C., (Centro de Investigación y Control de la Calidad del Instituto Nacional del Consumo), demostraron todo lo contrario.